Existe una serie de preguntas que nadie se atreve a hacer o dirigir, ya sea por temor, respeto o ignorancia pajaruna.
Sin embargo, asumo que este "no inquerir" sólo sirve para enclaustrar el status que solemos dar en forma dogmática y apriorista a parte de nuestra realidad. De modo que eliminemos el dogma de un tirón.
Como este blog se debe a su público, a ese laico super star que se encuentra dormido en nosotros mismos, asumiremos el desafio de descubrir aquello que "no cuadra". Me refiero a la sexualidad sacerdotal y monjestal.
Sin ánimo de generalizar, ya conmigo o con ustedes, debo confesar que apenas abro mis ojos en las mañanas, suelo tener aquello que los médicos denominan erecciones y que el vulgo suele apodar de las más diversas maneras. Tal deseo es, a decir de los biólogos, lo que nos diferencia de los seres asexuados como la ameba.
¿Son los curitas seres sexuados o asexuados? o dicho en otros términos. ¿Los hombres de Dios tienen erecciones, no debiendo tenerlas? ¿Es distinta la sexualidad de un sacerdote a la que tiene un obrero de la construcción o un alto magistrado de la República? ¿ Puedo hablar de Marte sin haberlo visitado? Es decir ¿El cura es la persona indicada para hablar de sexualidad?
Uffff. Me recorrió un escalofrío sexual marciano.
Big Papa.