Fuertes son las cosas cuando se abren los ojos de improviso. Debe ser porque sólo llevo 35 años ovejeando (como si tal cosa se pudiera), y de pronto, me desprendo de la matrix católica. Todavía con pesar.
Curas, sacristanes y demases, todos conversando sobre como dominar el mundo, mi vida y la otra.
Y curioso es, pero tal susurro me despierta. ¿Porqué tanto afán en dominar el mundo material?
No, no estoy loco. Simplemente, abro los ojos, y me encuentro somnoliento, pero quiero también gritar.
Susurros, miedos y pecado. El mundo eclectico al revés, todo pasando desde siempre, bajo mis narices, y en forma relativa.
Porque el relativismo lo explica todo. La presencia del obispo en la escuela militar, al enviado de Cristo junto a Pinochet, el cura Cox viajando a El Salvador, miembros del Opus Dei pegándose en sus cruces de oro, el cura Tapia viajando en Mercedes, la monja odiosa rezando enclaustrada, en suma, la sólida ventaja social del poder eclecial fundado en el relativismo moral.
Su función, cubrirlo todo. Hasta al más malvado de los nacidos.
Entre los que por cierto, no me incluyo, pues he decidido volar en libertad.
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1 comentario:
Asi se habla.
Que todos vean la incongruencia y la contradicción...o la sinvergüenzura...mejor dicho.
Esto, seguro son pruebas que Dios nos manda para no caer en el infierno...JA
Bdo.
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